Olvido Gara y Ana María Vázquez, ilustre alumna y reconocida profesora, han compartido una interesante charla en 'La rosa de los vientos' donde, pese a su lema fundamentado en el disfrute del tiempo presente, las dos apasionadas de la historia antigua han evocado tiempos y anécdotas pasadas.
Cantante e historiadora
Cuando a los quince años Olvido Gara se transformó en Alaska, la cantante dejó los estudios. "Al terminar el graduado escolar yo ya estaba en los Pegamoides y no quería tener una doble vida", explicaba la cantante. "Llegué a casa con mi primer disco de Kaka de Luxe y le dije a mi madre que dejaba los estudios", añadía.
Sin embargo, mujer de curiosidad insaciable, a los veintinueve años, Alaska decidió matricularse en el grado a distancia de Historia que impartía la UNED. Allí conoció a la historiadora Ana María Vázquez que, sin ella saberlo, se convertiría en un importante referente gracias a sus magistrales clases de Historia Antigua Universal.
"Difícilmente he salido del mundo clásico porque tuve una profesora tan buena que sigo fascinada por aquel mundo", reconocía la cantante. Por su parte, la profesora bromeaba: "Tienes razón: en cuanto dejas Oriente la Historia es un rollo".
Asimismo, Ana María recordaba las anécdotas que la docencia ha asentado en su recuerdo y, por suerte, en el de quienes fueron sus alumnos. Dado que recordar todas las fechas que brinda la Historia resulta una tarea ciertamente complicada, Ana María ideó un sistema mayéutico que sería infalible para recordar las fechas de los reyes del mundo antiguo. Vázquez sustituyó su saludo por el nombre de un rey en concreto y, consecuentemente, el alumnado reemplazó la correspondencia al saludo por el año de nacimiento de dicho rey. Así, si Ana María decía "Sargón I", inmediatamente la clase respondía "23-24".
Del aula a la calle
Ambas mujeres entablaron una bonita amistad que trascendió los libros de historia, pues de hecho, pese a lo fructífero de su carrera profesional, Alaska ha reconocido que no terminó la carrera de Historia. No obstante, este trámite burocrático no le ha impedido participar en la publicación de libros como Chamanismo. El arte natural de curar de José María Poveda donde Alaska redactó uno de sus capítulos.
Por las clases de Ana María pasaron muchos más alumnos, pero el vínculo místico que une a profesora y alumna permanece intacto tal y como evidencian algunos de sus obsequios. "Encima del dintel de mi cocina tengo un ajo envuelto en seda morada que me regaló Olvido", manifestaba la profesora.
Un regalo especial que recuerda la vinculación con el presente, con el carpe diem que ambas se ponen por montera y que les conduce a disfrutar del momento presente, pese al sino de los tiempos marcado por un ritmo vertiginoso que casi nos sitúa en el futuro
"A veces somos muy tontos y creemos que podemos escapar del momento", reconocía Alaska, una mujer "de tierra de nadie", que "olvida" como su nombre y que en su esencia está marcada por las potentes raíces del "matriarcado "que condicionó su vida y la de sus predecesoras.