Hace unos días el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, anunció el anteproyecto de ley de prevención de las perdidas y el desperdicio alimentario: una norma concebida para producir una drástica reducción en la cantidad de alimentos sin consumir que acaban en la basura. El activista Manuel Bruscas lleva años denunciando esta problemática: ha impulsado campañas, ha impartido conferencias, ha participado en programas de televisión como Salvados y ha escrito libros sobre esta cuestión para concienciar sobre el problema que supone el despilfarro de comida; además, es uno de los impulsores de una campaña europea en Change.org para que los supermercados donen a entidades sociales la comida que les sobra.
Tan sólo en Europa, más de 80 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza. También en Europa hay supermercados que llegan a tirar más de 40 kilos de comida cada noche. En todo el mundo, un tercio de la comida que se produce para el consumo humano se pierde o se tira a la basura, mientras más de 800 millones de personas se van a la cama pasando hambre cada noche.
"Hay mucha gente que pasa hambre en el mundo e incluso en España", comentaba Bruscas planteando la paradoja que supone el hecho de que en el mundo occidental se tiren tantos kilos de comida a la basura mientras en otras zonas geográficas las hambrunas causan verdaderos estragos.
Por esto motivo, se mostraba optimista en relación al anteproyecto de ley anunciado por Planas. "El anteproyecto parece recoger casi todos los temas relevantes", explicaba. "Enfatiza que va a ser muy importante cuantificar la cantidad de comida que se despilfarra en cada proceso, porque lo cierto es que los consumidores no somos los únicos con responsabilidades", apuntaba.
¿Cómo evitar el despilfarro de comida?
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, España es el séptimo país de Europa que más comida desperdicia con cifras que exceden los 7,7 millones de toneladas. Por ello, resulta fundamental concienciar a la sociedad sobre la importancia de no despilfarrar comida.
Bruscas considera que la educación es básica para iniciar el camino a la resolución de esta problemática. "Deberían educarnos a las consumidores, explicarnos que los alimentos feos son consumibles", subrayaba al respecto. Y es que el autor de Los tomates de verdad son feos cree que nuestra cultura rechaza determinados alimentos simplemente por su aspecto, razón por la cual propone a los pequeños y grandes supermercados que planteen ofertas para incentivar su compra, unas ofertas que podrían extrapolarse a los alimentos con una fecha de caducidad inminente para evitar que se tiren a la basura.
Asimismo, el activista plantea el problema que supone el exceso de consumo. "Los consumidores suelen recurrir a las ofertas del tipo 'dos por uno' porque parece que ahorras pero lo cierto es que estás comprando más de lo que necesitas y, por tanto, es probable que parte de esa compra acabe en la basura" lamentaba Bruscas. En lo que a esta cuestión se refiere, también sugería que los restaurantes recomienden cantidades realistas de comida y que, en el caso de que igualmente sobre, guarden el excedente en un recipiente para llevar.
En cualquier caso, Bruscas se mostraba esperanzado con el nuevo anteproyecto de ley debido a que parece necesaria cualquier acción en términos de prevención de desperdicio alimentario. "Una familia en España tira 300 o 400 euros de comida al año", señalaba Bruscas al tiempo que indicaba que no hay modo de comprobar que los datos proporcionados por los supermercados sean veraces: "Un supermercado no va a decir de puertas para afuera que tira mucha comida", concluía.
