En el mundo antiguo existían todo tipo de anticonceptivos. Desde condones hechos de lino, hasta mejunjes con heces o plantas abortivas que eran introducidas en la vagina de la mujer.
Ana Vázquez Hoys, experta en historia antigua, comenta que lo más efectivo para los hombres era mezclar miel con bicarbonato y heces de cocodrilo o de elefante.
Mientras que las mujeres tenían dos opciones: ponerse una tela empapada en limón o miel a modo de pastilla del día después o usar plantas emenagogas, que son las plantas abortivas como el perejil o el apio cuando estaban en cinta y no querían tener ese bebé.