En 'La rosa de los vientos' hablamos con Sergio Fernández -El Monaguillo- para darle un toque divertido a una noche que, un año más, transcurre condicionada por el auge de la pandemia del coronavirus.
"Yo creo que el humor es medicina para todos, incluso para mí", ha expuesto El Monaguillo incidiendo en la relevancia de preservar el sentido del humor como terapia mental contra las grandes preocupaciones existenciales. "Deberíamos luchar mucho más para salvarnos mentalmente", ha subrayado.
Medicina para la mente
Sergio Fernández ha hablado sobre el poder que el humor ejerce en la mente de quien se deja seducir por su vigor. Por suerte, él siempre ha sido una persona con mucho sentido del humor, antes incluso de dedicarse a divulgarlo.
"Siempre me ha gustado hacer reír: antes de empezar en Onda Cero a finales de los 90, lo hacía gratis, pero desde hace unos años tengo la grandísima suerte de que este oficio se ha convertido en mi trabajo", ha explicado el humorista. Y lo cierto es que, según ha expresado, la profesionalización del humor ha sido determinante en algún que otro momento críticos en su vida.
"Pasé una mala temporada por una enfermedad grave que afectaba a la familia, pero mi propio espectáculo me servía de terapia porque el tener la obligación de que la gente lo pase bien a mí me conducía a un estado de ánimo bueno", ha expuesto.
Consciente del poder de su humor, "blanquito, nostálgico y caricaturesco con la actualidad", El Monaguillo siempre se esfuerza al máximo para que su público se evada de sus problemas porque "la gente siempre ha querido pasárselo bien". No obstante, reconoce que cada vez resulta más complicado hacer humor porque "si no se enfada uno, lo hace el otro".
El humor en tiempos de covid
Sergio Fernández ha explicado que, aunque la pandemia del coronavirus logró poner en jaque al conjunto de la sociedad, por suerte pudo trabajar en su sección de El Hormiguero sometiéndose a constantes pruebas PCR para prevenir contagios entre el equipo del programa televisivo.
"Me he hecho como unas doscientas pruebas y, gracias a Dios, de momento no he caído malito", ha explicado.
En cualquier caso, El Monaguillo reconocía estar algo perjudicado tras la Nochebuena pasada. "Aunque ahora no hacemos grandes convocatorias, en mi casa la cena de Nochebuena se parece un poco al juego del calamar", bromeaba el humorista apuntando que todavía son muy precavidos, razón por la cual también se ha sometido a nuevos test de antígenos en el entorno familiar. "Soy un experto en meterme el palito por la nariz", añadía.
El Monaguillo, conocido como Sergio Fernández entre los suyos, es humorista por vocación y por naturaleza. A pesar de que siempre le ha gustado hacer reír, Fernández reconoce que "ser El Monaguillo 24 horas al día resultaría agotador", una idea que no le ha impedido presentarse como El Monaguillo en sus redes sociales: una prolongación de sus espectáculos que permiten guardar la distancia de seguridad en un tiempo donde la ausencia de contacto resulta vital.