El telescopio espacial James Webb consiste en un observatorio espacial desarrollado a través de la colaboración de veinte países, construido y operado conjuntamente por la NASA, la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense, en aras de reemplazar a los telescopios Hubble y Spitzer.
Tras su lanzamiento el pasado 25 de diciembre de 2021, este 8 de enero de 2022 el James Webb completó la última de las 50 etapas de su despliegue, desdoblando su último espejo principal y alistándose para comenzar a estudiar -en unos cinco meses y medio- cada fase de la historia del cosmos. El observatorio cósmico sitúa en el 23 de enero la fecha de llegada al destino final: el punto de Lagrange 2, L2, situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, en un punto gravitacionalmente estable y en línea con la Tierra.
Así pues, en 'La Rosa de los vientos' hablamos sobre todas las posibilidades que ofrece el telescopio James Webb de la mano de la física teórica Sonia Fernández Vidal.
"El James Webb nos abrirá la ventana a cosas que hasta ahora no habíamos podido observar", señalaba Fernández Vidal.
Treinta años para lograr viajar en el tiempo
En cualquier caso, este telescopio espacial es el resultado de treinta años de trabajo que pretende arrojar nuevos y reveladores datos sobre la evolución del universo: desde la composición de exoplanetas relativamente próximos a la formación de las primeras galaxias, pues es capaz de captar la radiación emitida hace 13.500 millones de años. De ahí que también se le considere una máquina del tiempo.
"Resulta muy emocionante cuando la humanidad se plantea metas tan extraordinarias como viajar en el tiempo", concluía esta divulgadora.