En los bosques suceden cosas sorprendentes: árboles que se comunican entre sí, árboles sensibles, con emociones y recuerdos que aman y cuidan a sus hijos y a sus viejos y enfermos vecinos. Parece una metáfora exagerada, pero en cierto modo es una premisa científica.
Recientes investigaciones demuestran que los seres vivos que habitan los bosques -en este caso referido a la flora-, están conectados hasta formar casi un organismo en sí: el propio bosque, que vive de una red subterránea de intercambio de nutrientes y mutuos beneficios.
Sobre esta cuestión hablamos con la periodista científica Laura G de Rivera. La redactora escribió un reportaje denominado 'La vida de los árboles' que ha sido premiado con el Premio Prisma.
"Me hizo mucha ilusión porque es una especie de premio Oscar en nuestro ámbito", ha confesado.