Durante la Segunda Guerra Mundial no se planteaban mucho que las mujeres pudieran ser espías porque se suponía que no tenían capacidad para ello, porque no eran lo suficientemente inteligentes.
Fernando Rueda nos cuenta los casos de Sonya, una ama de casa que espiaba para Rusia, Christine Granville, polaca de nacimiento que espió para los ingleses e inspiró a la protagonista del Casino Royale o el caso español de las Hermanas Pardo, en especial Dolores Pardo, que tenía solo 17 años, cuando comenzó sus servicios para el espionaje francés.