Con motivo del decimoquinto aniversario de su muerte, Fernando Rueda revela en 'La rosa de los vientos' la verdad más oculta de Sadam Hussein: el político iraquí que se convirtió en el hombre más temible de Oriente Medio.
Hace quince años, el 30 de diciembre de 2006, el cadáver del hombre más poderoso de Irak, que se había embarcado en tres guerras y había gobernado por más de 20 años un régimen de terror, colgaba de una horca en el viejo edificio de la inteligencia militar en Bagdad. Sus horas finales y los que celebraron su muerteítico iraquí que se convirtió en el hombre más temible de Oriente Medio.
¿Quién era Sadam Husein?
Sadam Husein nació el 28 de abril de 1937 en el seno de una familia árabe suní y en una pequeña aldea cercana a Tikrit. Fue en aquella localidad, cuna de Saladino, donde comenzó a soñar con imitar a este guerrero kurdo que derrotó a las Cruzadas y conquistó Jerusalén.
Huérfano de padre, se crió en la casa de su tío, un oficial del Ejército que había sido expulsado de las Fuerzas Armadas por participar en una conspiración pro-nazi en 1941. Este hecho fue fundamental en su formación política, debido a que creció en un ambiente dominado por un nacionalismo árabe profundamente anticolonialista.
En 1968, al lado de su tío Al Baker, participó en el golpe de Estado, y el 16 de julio de 1979 en otro que le llevó a la presidencia. Éste fue el periodo 'dorado' de Sadam, en el que aprovechando los recursos petrolíferos hizo de Irak un modelo a seguir por todos los países árabes.
Sin embargo, desde esta posición emprendió una dura represión contra algunas minorías de su propio país y contra su entorno. Fue artífice de multitud de crímenes que atentaron contra los derechos humanos.
El final del dictador
Una ejecución en la horca grabada en video y rodeada de truculencia puso término el penúltimo día de 2006 a los 69 años de vida del que fuera todopoderoso presidente de Irak desde 1979 hasta abril de 2003, cuando fue derrocado y obligado a esconderse por el Ejército de Estados Unidos, que invadió el país árabe sin el aval de la ONU y con el pretexto de unas inexistentes armas de destrucción masivas.
Capturado en diciembre siguiente y condenado al patíbulo tres años después como reo de crímenes contra la humanidad, Saddam, un dictador implacable y megalómano que basó su régimen de terror en el partido Baaz y en una urdimbre de lealtades tribales, provocador de conflictos bélicos y paria internacional, fue juzgado con garantías dudosas a instancias de sus antiguos perseguidos y al fragor de la catastrófica posguerra irakí, en un país asolado por la violencia sectaria, el terrorismo, la insurgencia y las operaciones militares.