Hace mucho tiempo que las competiciones deportivas dejaron la deportividad a un lado en pos de incentivar determinados intereses políticos y económicos. En los campeonatos deportivos hay mucho más en juego que la propia imagen o salud -también económica- de los deportistas involucrados. En cada campeonato se juega la imagen pública de sus organizadores, de modo que, si en realidad son competiciones organizadas por la estructura de todo un Estado, lo que está en juego es la imagen del país.
Sin embargo, pese a lo posiblemente positivo de mostrar la mejor cara de un lugar, en la práctica se ha convertido en una forma de blanqueamiento de países que comenten verdaderas atrocidades para con su ciudadanía. Un método que en términos angloparlantes se denomina como sportwashing y que, básicamente consiste en limpiar el nombre del país mediante el patrocinio en algún deporte.
El mundial de Qatar
Hace unos días concluyó en Mundial de Fórmula 1 en Qatar, un país que además el próximo 2022 acogerá el Mundial de Fútbol, todo un evento deportivo que congregará a millones de personas en torno a un mismo asunto. Sin duda se trata de una ocasión idónea para mostrar la mejor cara de Qatar al mundo, pero hay quien cuestiona la decisión de celebrar este tipo de competiciones en un país donde se vulneran de forma reiterada innumerables derechos humanos esenciales.
Además, según apunta Fernando Rueda, se trata de un país que ni siquiera se molesta en ocultar las injusticias que exhibe con descaro. "No estoy muy seguro de que en Qatar quieran blanquearse, sino buscar una imagen internacional que les proporcione beneficios económicos", apuntaba al respecto.
En cualquier caso, Rueda expone en 'La rosa de los vientos' la verdadera cara de Qatar para que el sportwashing no altere nuestro criterio.