"Mi gran tragedia es haber nacido mujer". Esta fue una de las obsesiones de nuestra protagonista de hoy, la otra ser perfeccionista. Sylvia Plath deseaba triunfar como escritora, ser una gran poeta, pero eso la alejaba del rol establecido. Para ser la mujer ideal de los años 50, tenías que buscar un marido, tener hijos y cuidar de la casa. Eso de trabajar, ser independiente y no tener una pareja fija era una aberración.
Silvia Casasola nos cuenta como desde los 8 años comenzó la poeta a tener depresión. La primera vez fue por la muerte de su padre, después por un novio que la engañó y casi pierde la virginidad tras un intento de violación.
Poco tiempo más tarde, con dos hijos, un marido y escasos libros publicados, no pudieron evitar la infelicidad de Sylvia, quien con 30 años decidió quitarse la vida encendiendo el gas del horno y metiendo la cabeza.