Su pasión de buscadora de tesoros se despertó siendo niña en las playas de Maine (EE,UU). Según fue creciendo esa pasión se convirtió en una obsesión por encontrar cosas y así se convirtió en arqueóloga. Pero no una arqueóloga cualquiera, sino una arqueóloga espacial.
Silvia Casasola nos cuenta que mientras estudiaba egiptología se percató que para poder encontrar los tesoros más escondidos y remotos no bastaba solo con su vista y su pericia, sino que podía utilizar satélites para localizar esos tesoros.
De esta forma creó un método nuevo que abría un abanico de posibilidades inmenso: ser explorador y poder descubrir sitios arqueológicos desconocidos en el mundo.
