Existen ciudades subterráneas como Derinyuku en la actual Turquía que avivan la creencia que el interior de la Tierra albergue vida.
Andoni Garrido afirma que fue Helena Blavatsky, fundadora de la Sociedad Teosófica, quien contó que los monjes budistas le transmitieron la existencia de la ciudad de Agartha bajo el desierto del Gobi. Una ciudad en la que no existía el mal ni el crimen.
Sin embargo los científicos aseguran que es imposible que en el centro de la Tierra viva una segunda humanidad.