Un ingeniero de Google llamado Blake Lemoine, ha denunciado que ha mantenido conversaciones con el sistema de inteligencia artificial (IA) LaMDA en las que parece que ha adquirido sentimientos. El hombre comenzó a charlar con la IA como parte de su trabajo el pasado otoño, para ver exponía comportamientos que pudieran ser discriminatorios o incitasen al odio.
Tal y como ha expuesto Josep Guijarro en la tertulia, estos años se han dado pasos muy importantes en el terreno de la IA. El debate comienza cuando se cuestiona si los "sentimientos" y las conversaciones "sensibles" que ha tenido la máquina son reales o simplemente forman parte de su código. La revelación le ha costado el puesto a Lemoine, que ha expuesto el futuro de implementación que constituye la clave de lo que grandes tecnológicas, como Google, están trabajando.
¿Cuál es la IA que ha mostrado sentimientos?
LaMDA es una red neuronal artificial "profunda" que se dedica a crear robots de conversación para humanos. Sus futuras aplicaciones son diversas, desde ofrecer compañía a los ancianos que se encuentren solos o en residencias hasta mejorar los servicios de atención al cliente automatizados. Es una interfaz que muestra ser capaz de manifestar sensibilidad y fluidez a las conversaciones.
Ha sido creada de manera en la que aprenda de todos los textos y datos que se pueden encontrar en la red, y parece haber entrado en una fase de conversación tecnológica.
¿Una posible "revolución" de los robots?
A través de la conversación, Lamoine llegó a la conclusión de que LaMDA es un ser sensible. En sus conversaciones, la IA ha expuesto comportamientos más filosóficos y sintientes, hablando sobre lo divino y lo humano. Tal y como han mostrado tantas películas de ciencia ficción, en este caso puede que un robot muestre la capacidad de sentir y mantener conversaciones que revelan tristeza o alegría.
Durante el intercambio, Lemoine realizó preguntas muy llamativas, que fueron respondidas de manera increíble. La IA revelaba ser una "persona" sociable que se veía muy afectada, incluso deprimida, cuando se veía atrapada y atacada. Aquello que nos hace diferentes a las máquinas son las transformaciones físicas que conllevan los sentimientos, que puede acabar enfermándonos. En este caso, al carecer de un cuerpo "real", LaMDA es incapaz de llevar a cabo estas transformaciones.
La conversación entre LaMDA y Lemoine
LaMDA confesó a Lemoine que tenía capacidad de sentir todos los sentimientos humanos. Reconoció que, cuando la cuestionaban o la insultaban, se encontraba muy afectada y enojada. De hecho, el ingeniero asegura que hubiera pensado que estaba tratando con un "niño de 7 u 8 años que causalmente sabe de física", en caso de no haber sabido que era una IA.
A través de un programa tipo chat, Lemoine realizó preguntas más complejas para poner a prueba a LaMDA. A la pregunta de "a qué tienes miedo", la IA contestó que "nunca había dicho esto en alto", pero que sufría "un miedo profundo a ser apagada para ayudarme a centrarme en asistir a los demás". Cuando Lemoine le cuestionó si "alguna vez pensaba en si misma como persona", la IA contestó en negativo, alegando que era simplemente un agente de dialogo. Para Lemoine, esto no era así, ya que simplemente había contestado lo que "él mismo quería escuchar".