Los hay que niegan la mayor, la menor, la mediana, la rotonda, el carril bici y los pimientos de Piquillo o de Padrón…
La tierra redonda, las pandemias cuadradas, las vacunas efectivas y las mascarillas baratas. Están los que no creen en los terremotos, en el cambio climático, en las hemorroides, en el arroz con cosas, en que el fútbol sea así, en los volcanes.
Gente que niega que la vida sean dos días, que los sueños sueños son, que el amor es una trampa para sosos y así sucesivas mentes que no paran de negar y renegar y de ese modo hacerse y hacernos la vida invisible.
Son una intensa minoría que no atiende a razones, que no quiere saber, que prefiere nadar en la ignorancia hasta ahogarse.
Cada uno es libre de pensar y creer lo que quiera, siempre que no insulte a la inteligencia
Thor nos libre de losnegacionistas, pero sobretodo de los que practican el cuñadismo de garrafón y tienen la mollera más dura que un diamante sin tallar, de los que cristalizan en adoquín, de los que no dan su brazo a torcer y mucho menos a pinchar. Por supuesto que cada uno es muy libre de pensar y creer lo que quiera, pero siempre que no insulte a la inteligencia.
El negacionismo es una laca para el pelo de tonto. Una conducta tan irracional como intentar leer 'Rayuela' de corrido. Y lo peor es que estamos rodeados, son pocos, pero rodean mucho.
Ya que no se ponen la mascarilla ni la vacuna, a ver si entre todos somos capaces de pincharles donde les duele.