Relata cómo consiguió acoger a tantos presos y explica que su marido tenía que firmar los contratos de alquiler donde vivían los presos. Durante la entrevista, Ángeles recibe la llamada de Eva, una mexicana que gracias a su ayuda pudo rehacer su vida. Reconoce que pensó en suicidarse en alguna ocasión, pero asegura que no se cansa de darle las gracias a Ángeles por darle una oportunidad.