El ajolote es un anfibio de sólo 30 centímetros que es capaz de regenerar su propio cuerpo, sus propios tejidos. Por ejemplo, si pierde una extremidad, a los pocos días le crece una nueva.
Los científicos estudian con fascinación a este tipo de animales capaces de producir tejidos, incluso algunos de los más complejos como los del corazón o el cerebro, para buscar la forma de replicarlo en el laboratorio para, en un futuro, poder sustituir nuestros propios tejidos cuando sufren daños o enferman. También esto sirve para crear órganos humanos en el laboratorio: órganos “de imitación” que permiten estudiar una enfermedad sin que una persona se tenga que poner enferma.
Núria Montserrat, investigadora en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña, explica cómo nosotros tenemos células madre adultas en los organismos de nuestro cuerpo, por lo que "tenemos una capacidad de regeneración limitada pero continua". Por ejemplo, en el riñón tenemos células madre adultas que regeneran el daño que éste sufre cada día.
A través de los "micro órganos" se puede entender cómo determinadas mutaciones dan lugar a una enfermedad o provocar que un órgano no funcione correctamente.