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Aparici en órbita: Los hitos del "macabro" doctor Velasco

Alberto Aparici y el profesor Luis Ángel Sánchez Gómez cuentan en Más de uno quién fue realmente el doctor Velasco.

ondacero.es

Madrid |

Alberto Aparici habla con el profesor Luis Ángel Sánchez Gómez a raíz de su libro 'Entre cadáveres: Una biografía apasionada del doctor Velasco', en el que intenta separar mito y realidad en la controvertida figura del doctor Velasco.

Defiende que por aquella época no era considerado una persona macabra, "la consideración de que lo que hace Velasco es macabro es muy posterior", comenta. "Era un poco obsesivo a la ahora de diseccionar cadáveres", dice y añade que en esa época "si querías ser un buen cirujano o hacías eso o no podías adentrarte en estos misterios del cuerpo".

Aunque considera que "no ha revolucionado la cirugía, ni mucho menos", pero alega que "era un cirujano hábil" y "revoluciona un ámbito paralelo, el de la exposición del conocimiento anatómico".

Además, recuerda que tenía a su hija Conchita embalsamada en su casa y tuvo una relación algo obsesiva con ella, en la que la sacaba a pasear. La niña fue exhumada once años después de morir para consolar a un padre traumatizado por su pérdida.

Historia del gigante extremeño

Un hombre que nació en La Puebla de Alcocer, provincia de Badajoz, y vivió sólo 26 años. 26 años en mitad del siglo XIX.

Su nombre era Agustín Luengo. Fue el mayor de seis hermanos de una familia de campo. A los 14 años, Agustín era un chaval con pinta de jugador de baloncesto. A los 17 años ya tenía "la corpulencia de cualquier hombre". Y a partir de entonces, en cuestión de meses, el joven empezó a convertirse... en un gigante. Un gigante no sólo por no tener dónde sentarse, o qué zapatos ponerse, o dónde dormir sin romper la cama. Sus huesos y sus órganos empezaron a crecer sin proporción. Su salud ya nunca fue normal. Dolores de cabeza. Pérdida de visión. Osteoporosis. La enfermedad que le hacía crecer no se llamaba gigantismo, sino algo peor: acromegalia.

Se calcula que Agustín llegó a medir dos metros y 30 centímetros. Y asegura la leyenda que fue, en su tiempo, atracción de feria, bicho ambulante, espectáculo de pueblo.

Contra esto replica el doctor en Historia por la Complutense de Madrid Luis Ángel Sánchez Gómez, diciendo: "Todo lo que se ha escrito sobre la vinculación de Agustín Luengo con circos es mera fantasía. Nada conocemos de forma fehaciente sobre su vida... hasta apenas tres meses antes de su fallecimiento".

El 3 de octubre de 1875 el diario madrileño La Correspondencia de España ofrece el primer dato fidedigno sobre el personaje: ha sido presentado al rey Alfonso XII. Sabemos que llegó acompañado por su madre, que venían de Andalucía y que habían pasado por algún balneario, muy probablemente buscando alivio para sus padecimientos. Mientras está en Madrid, su salud empeora. El 10 de diciembre el mismo diario informa de su extrema gravedad y de que carece de recursos económicos. Muere el 31 de diciembre y, con la autorización de la madre, al día siguiente el cuerpo es entregado a la ciencia, al Museo Antropológico. El Museo del doctor Velasco:

Nadie en España podía codiciar más el cuerpo del gigante extremeño que el doctor Velasco. Velasco era alguien que tenía "una verdadera obsesión por diseccionar todo despojo humano del que pudiera disponer". Malformaciones. Tumores. Cráneos deformados. Su curiosidad profesional por la rareza le convirtió en el pionero en España de la anatomía patológica, y a él corresponde la fundación de la especialidad y del primer museo en nuestro país sobre ello. Hoy Velasco nos resulta pintoresco, inquietante, pero en su época era directamente un escándalo.

El 1 de enero de 1876, el doctor Velasco realizó la autopsia al gigante. Agustín Luengo fue examinado, vaciado y replicado con su propia piel para exhibición pública en el Museo de Antropología de Madrid. Desde entonces, museo y gigante quedaron "indisoluble y morbosamente asociados". El doctor Velasco llegará incluso a mostrar al gigante en la Exposición Universal de París de 1878.

Por otro lado, recomiendan el libro 'El evangelio de las anguilas', de Patrick Svensson, donde habla de las anguilas. "Durante un tiempo fue un misterio cómo se reproducían las anguilas", explica Aparici.

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