Cuando descubrieron a estos seres en el siglo XVIII, creyeron que sus andares se parecían a los de un oso. Y de ahí su nombre, a pesar de que no se asemeje nada al mamífero. Los tardígrados, según Noemi Guil, son "una forma de vida diferente al resto". Pertenecen a la gran rama de animales parartrópodos. "Para ver un tardígrado, lo mejor que puedes hacer es ir al monte a coger musgo, remojarlo en agua toda la noche, y después se advierte fácilmente".
Los tardígrados pueden permanecer hasta diez años en criptobiosis, que es la suspensión del metabolismo. Es decir, "en teoría los tardígrados estarían muertos" durante una década, pero cuando se les echa agua, reviven. A estos seres también se les ha enviado al espacio. "Regresaron vivos ellos y su progenia, lo que indica que tienen una regeneración de ADN brutal. Y eso es muy interesante para la biomedicina", explica Guil. La regeneración del ADN es lo que explica que sea "indestructible". Por ejemplo, a los humanos no nos pueden hacer más de un determinado número de radiografías porque estas pueden llegar a alterar nuestro ADN.
Noemí Guil, a pesar de ser una eminencia en su campo, lleva dos años en paro."La no política científica de España tiene un precio. Mi línea de investigación es muy arriesgada y se ha descartado. A nivel mundial deberemos ser unos cien o ciento y pocos los que estudiamos a los tardígrados", lamenta.