Ameen Mukdad, el joven iraquí que desafió a Daesh por la música
Ameen Mukdad creció en una familia de artistas: su madre pintora y su padre escultor y escritor. Desde muy pequeño supo apreciar la belleza del arte.
"Crecí con diferentes ideas de lo que significaba el arte: es legal, es bonito". Ameen se identificaba sin temor como músico, incluso cuando la gente lo insultaba por ello. Su tía le regaló un violín cuando tenía 20 años y aprendió a tocarlo de forma autodidacta. Vivía y trabajaba en Erbil pero en 2014 volvió a Mosul con un amigo, y entonces notaron los primeros avances de Daesh. Él siguió tocando pero sus amigos temían que lo mataran y le suplicaron que se detuviera.
Le decían que tocara en silencio o que cambiara de lugar para que no le oyeran, su mejor amigo le dijo que si seguía lo matarían, pero él se negó a parar. "No puedo vivir con ese miedo", decía. Y un día, los terroristas entraron en su casa. Cuando vieron la sala donde guardaba sus instrumentos, cuadros de su madre, libros de filosofía e incluso poemas, se sorprendieron.
"Hay un diablo ahí dentro" cuenta Ameen que dijeron. Le confiscaron todas sus pertenencias y le amenazaron con volver. Vivió escondido durante meses hasta que pudo huir a Bagdad para unirse a su familia. Pero la semana pasada volvió de nuevo a ese lugar para ofrecer un concierto con su violín. Durante una hora interpretó algunas de sus partituras en medio de ruinas bombardeadas. Sólo 20 personas acudieron a la cita por miedo a los terroristas. Ameen sólo quiso así enviar un mensaje al mundo de que la música es algo hermoso y que la guerra no ha frenado la vida en Mosul.