Pasaron los años y, salvo algún corte de luz o una mudanza, la bombilla siguió resplandeciendo. En 1976 entró en el Libro Guinness de los Récords. En 2001, al cumplir un siglo, fue bautizada oficialmente como la Bombilla Centenaria.
Richard Jones, del Comité de la Bombilla de Livermore asegura que en las celebraciones esperaban unas 200 personas, pero se presentaron 800 o 900. Hoy, con más de un millón de horas de uso ¡sigue funcionando! Mide unos 8 centímetros y es más redondeada que las modernas. Se cree que pasó de tener 30 vatios a 4, por lo que emite una luz tenue y de ahí que dure tanto y también que su filamento es unas ocho veces más grueso que el de una bombilla actual y podría estar hecho de carbono lo que hace que al calentarse, no pierda su funcionamiento.
Los expertos también señalan que, irónicamente, el hecho de estar siempre encendida también podría contribuir a su longevidad aunque reconocen que sigue siendo un enigma cómo y por qué la Bombilla Centenaria dura tanto. Se trata de un misterio no exento de polémica que se recogió incluso en el documental "Comprar, tirar, comprar" que señalaba que la Bombilla centenaria era evidencia de algo llamado "obsolescencia programada". El caso es que el aparato tiene su propia página web, un perfil en las redes sociales y una cámara exclusiva que la filma día y noche. Según el Guinness de los Récords: es el foco de luz que más tiempo lleva encendido en la historia.