Entonces contó con la protección de su padre que, para evitarlo, la llevó siempre a su lado, incluso cuando trabajaba como encantador de serpientes, por lo que Gulabo, con sólo dos años, se acostumbró a estar con estos animales y comenzó a bailar con ellas para amenizar su día a día. Aunque no a todos en la comunidad les gustaba la idea, la dejaron bailar durante los festivales y ferias a cambio de dinero y comida. El resto del tiempo, lo tenía prohibido.
Gulabo cuenta a la BBC cómo su comunidad volvió a presionar a su familia para que la dieran en matrimonio a un hombre 30 años mayor que ella. Pero consiguió eludir el altar...Hasta que un día, durante una actuación en una feria, con 7 años, los responsables de turismo la descubrieron y la pidieron que bailara en un sala especial delante de invitados extranjeros como parte de su cultura...
Después viajó a Estados Unidos y en su viaje bautizó su danza con el nombre de su comunidad: "Danza de sapera". Y sin darse cuenta se convirtió en embajadora de la cultura de su país en el mundo. Bailó ante las autoridades de Reino Unido, Francia y Dinamarca, entre otros y es líder de su comunidad en India. Para ella, más que el éxito obtenido como bailarina es que ha conseguido que los sapera dejen de sacrificar a las niñas que nacen.