Cuando Damian era pequeño, a sus padres les dijeron que nunca hablaría ni tendría imaginación, pero desde entonces ha ganado decenas de trofeos y medallas en olimpiadas especiales y competiciones en toda Florida. Durante sus primeros 5 años de vida intentaron todo tipo de terapia para estimularle hasta que su madre recibió un folleto de este grupo que intentaba la relación terapéutica de niños autistas con el mar, y decidió probar.
"Al principio les intimida mucho el agua, pero a medida que se meten, se sienten más a gusto, y cogen confianza, y terminan surfeando sobre las olas", cuenta otra de las voluntarias. Damian se inscribió en 2008 con su madre en el primer certamen que se organizó por este grupo para recaudar fondos para la investigación del autismo y para fomentar su conocimiento. La idea se la presentó una persona cuya vida y familia había sido sorprendida por este trastorno.
Cada año después del evento, los padres de los niños autistas muestran su alegría por haber participado. Dicen que una de las experiencias más asombrosas de sus vidas es ver a sus hijos practicando surf y divirtiéndose con sus amigos y su familia.