"Mucha gente me pregunta por qué lo hago y realmente no es algo que haya meditado, sólo me encontré con la situación y supe que quería vivir así. No pensé, no hubo un proceso de reflexión ni de planificación. Fue sólo un: bueno, esto es lo que voy a hacer. No es terrible". Daniel también lo ve cómo una forma de aprender de sí mismo, de conocerse. También de ejercitar la paciencia cuando la intenta arrancar.
"Cada vez que le enciendo pasa lo mismo. Necesita cinco minutos para empezar a funcionar. Y cuando llegue al semáforo y me pare, se volverá a apagar. Tienes que aceptarlo y tienes que ser paciente. Como si fuera otra forma de tomarse la vida". Ve cada día como una oportunidad para mejorar. Aprovecha cualquier señal o espacio al aire libre para entrenar. Dice que la caravana le da la oportunidad de recorrer kilómetros y pararse cuando ve algo interesante. También cree que le da la libertad que su profesión le quita al exigirle repetición y exactitud.
"Esto es lo que me divierte. Que ahora tenga dinero no hace que pueda tener mejores cosas de las que tenía antes". No hay dinero que pueda comprar esto, cuenta también David mientras coge su tabla y su remo y se mete en el mar. Ha rechazado aumentar su cuenta bancaria, y dice que no le ha resultado difícil porque no quiere renunciar a la libertar que le da vivir en una caravana.