Geles ha contado también a Onda Cero que la enfermedad de Mara no tiene cura y que las crisis epilépticas duran entre 20 y 25 minutos y no hay fármaco que lo controle. Por eso hace unos dos años y medio comienza a buscar terapias alternativas y adopta un labrador, al que llama Lolo.
Geles intentó crear un vínculo entre el perro y la niña desde el principio. Y con el tiempo comenzó a relajarse.
Mara se podía quedar a solas con Lolo en una habitación sin tener un berrinche y también podía ir en coche tranquila. Los monitores de vigilancia que tenían por toda la casa también cambiaron con la llegada del perro. Al principio, Lolo sólo observaba lo que hacía Geles cuando Mara sufría un ataque: sujetarla, ponerle un calmante y aguantarla de lado lo que durara. Después, era Lolo el que se subía encima de Mara para ayudar.
Cuando la crisis termina, el animal incluso se hace el dormido al lado de Mara para que sienta su respiración y se relaje. Ahora tampoco tiene que avisarle de los ataques nocturnos.
Geles asegura que Mara es feliz. Su deseo es que se complementen de tal forma que sean uno; que Mara pueda llegar a caminar junto a Lolo y que sea capaz de llamarle por su nombre.