Su inspiración viene del tratamiento que recibió para su cáncer en EEUU, donde recibía la visitas de payasos eran las únicas que le hacían olvidar que estaba enfermo y los efectos de la quimioterapia. Para sus pequeños pacientes el hecho de que se disfrace es una fiesta, algo para lo que él se prepara cada día.
Sergio también pide ayuda a Spiderman o a cualquier superhéroe valiente y fuerte para hacerle saber a los niños que se puede luchar por la vida. Como el caso de dos hermanos con leucemia. Él superaba mejor las sesiones, ella sufría física y psicológicamente, hasta que apareció Batman.
Siempre destaca la valentía de los niños y adolescentes que pasan por su consulta y a sus familiares también por no tirar la toalla. Ya cuenta con 43 disfraces y ha conseguido que médicos de 14 ciudades se animen a ser superhéroes.