Los Braco de Weimar son perros muy inteligentes y tienen un gran sentido del olfato, dicen desde la pinacoteca. Riley de momento está siendo entrenado para adquirir la capacidad de oler e identificar insectos que pudieran dañar los cuadros. Pero aún está en fase inicial.
"Sólo tiene 3 meses así que de momento vale con que esté quieto y sentado". Además del olfato, tienen un hocico más largo que otros perros y orejas más largas que ayudan a buscar cosas, aseguran. Y además, su sueldo por su trabajo no llega en forma de nómina sino de dulces y algún peluche que otro para que juegue con él. En realidad es un proyecto piloto y si sale adelante, Riley se empleará a fondo entre bambalinas, explorando el Museo fuera del horario de apertura al público.