Un amigo cercano asegura que su familia pasó por un momento difícil durante la Gran Depresión. Siempre llevaba la misma ropa y no tenía ni idea de que tuviese guardada tal cantidad de dinero. Pero Genevieve nunca gastó más de los estrictamente necesario, ni siquiera para los audífonos que necesitaba.
Murió en 2011, pero en su testamento dejó una sorprendente donación: un cheque de un millón de dólares para financiar becas para que estudiantes de educación especial pudieran ampliar sus estudios. Uno de los gerentes del distrito escolar califica el regalo como una "una bendición".
Cuenta que había recibido donaciones con anterioridad pero nunca esa cantidad de golpe. Gracias a ese cheque, la próxima primavera habrá becas para los estudiantes de educación especial que planean continuar su educación. Las escuelas públicas de Dumont no serán las únicas beneficiarias de su generosidad, ya que Genevieve dejó otros 100.000 dólares a cinco organizaciones más.