Según explica, los padres estadounidenses están contratando servicios de profesionales, coaches, para enseñar a los hijos a vivir sin los teléfonos móviles, tabletas, ordenadores, etc. Unas sesiones que cuestan entre 80 dólares a 250 dólares que sirven para evitar, o curar, la adicción que padecen los más jóvenes a estos dispositivos.
Además, según las últimas estadísticas, los niños estadounidenses pasan entre dos y tres horas pegados a una pantalla, cuando la Asociación de Pediatras de EEUU recomienda que, como máximo, los niños vean una hora diaria de programas educativos de televisión.
Por otro lado, aseguran que es bueno que los padres les trasladen todo aquello que vivieron ellos cuando todavía no existían las nuevas tecnologías, como por ejemplo, jugar en la calle o practicar algún deporte.