Su vida ha estado plagada de adversidades, de niño tuvo que luchar contra la discriminación, el rechazo y la violencia, quizá por eso decidió refugiarse en el alcohol cuando solo tenía 13 años. Nunca pudo terminar sus estudios y su aspecto no lo hacía mejor candidato para ningún puesto de trabajo. Fue por eso que encontró en el circo la forma de ganarse la vida.
Tras recorrer medio mundo con el circo, Chuy fue protagonista de un documental que habla sobre el estigma que supone nacer con esta rareza genética. Ahí fue donde encontró la inspiración para pasar página y descubrir su nuevo reto: luchar contra la discriminación de los que sufren esta enfermedad y buscar recursos que financien estudios sobre la hipertricosis.
Chuy tiene hoy 42 años, está casado con una antigua compañera del circo y es padre de un hijo que ha heredado su enfermedad. Aunque por suerte para él tendrá un padre que sabrá guiarle y protegerle de una sociedad que sigue teniendo miedo a los hombres lobo.