La primera referencia textual sobre el Plátano de Canarias aparece en el Ramayana, un poema escrito en el siglo III antes de Cristo. Unos 600 años antes en Indonesia ya se tallaban plátanos en piedra. En tiempos de Alejandro Magno se describe su cultivo en el Valle del Indo. También hay referencias sobre el cultivo de plátano durante la dinastía Hanan al sur de China.
Desde Roma, Plinio el Viejo, el gran naturalista decía que el plátano es el alimento de la sabiduría. En galeones llegó el plátano a Canarias en el siglo XV. Los plátanos se extienden muy rápido por las islas, siendo muy apreciados por la población. Los viajeros ingleses los compraban y los llevaban a sus familias a Reino Unido.
En 1882 Bravo Murillo favorece la exportación del Plátano de Canarias a través de compañías británicas. La importancia del comercio entre Canarias y Londres tuvo tal flujo que a orillas del Támesis llegó a existir una zona llamada Muelle de Canarias, uno de los tránsito portuarios más activos del momento.
En 1900 ya se exportaban desde Canarias y Tenerife unas 50.000 toneladas de plátanos rumbo a Reino Unido. El inicio de la Guerra Mundial interrumpe esas exportaciones. Acabado el conflicto el mercado europeo era en principal destino pero la crisis del 29 influyó en que el resto de España pasara a ser el principal objetivo de la distribución.
La platanera de Canarias es una de las producciones más valiosas de España
Anteriormente en la Península casi nadie comía plátano. Su llegada fue un gran acontecimiento. Después de la dictadura de España por los años 40 se determinó que la península fuera el único mercado que absorbiera la producción platanera de Canarias. Esa platanera a día de hoy es una de las producciones más valiosas del país además de ser un símbolo.
