El Consejo de Ministros aprueba este martes el anteproyecto de ley trans y de derechos LGTBI, que ayer presentó la ministra Irene Montero, una norma que permitirá el cambio de sexo en el registro a partir de los 14 años sin necesidad de informe médico ni testigos. Es una norma muy controvertida que ha generado grandes tensiones dentro del feminismo y entre los dos partidos del Gobierno, pues la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, rechaza la libre determinación del género que contempla la ley.
Muchos colectivos feministas que consideran que el sexo es una realidad biológica inmutable, mantienen que esta ley perjudicará a las mujeres en su lucha por la igualdad. "El principal repaso es que este proyecto de ley vulnera los derechos de las mujeres y desprotege a la infancia", sostiene Ana de Blas, de Espacio Feminista Radical.
De acuerdo con esta tesis, el hecho de que cualquier varón desee convertirse en una mujer vulnera derechos específicos para la protección de las mujeres en múltiples ámbitos, como los espacios privativos para la seguridad de las mujeres, las listas paritarias, las leyes de protección contra la violencia de género o la propia ley de igualdad. Además, en el ámbito deportivo "supondría convertir el deporte femenino en un deporte mixto", se queja de Blas.
Hay que analizar las causas de la disforia de las personas trans con criterios médicos y psicológicos
En el anteproyecto de la ley se han incorporado dos salvaguardas que establece que, aunque se produzca el cambio en el registro civil de la persona transexual, eso no alterará la titularidad de los derechos y obligaciones jurídicas que tenía esa persona con anterioridad al cambio registral. Tampoco ninguna persona que acceda a esa modificación podrá beneficiarse de medidas de acción positiva adoptadas específicamente a favor de las mujeres. Ana de Blas comenta que esto, sin embargo, ya está ocurriendo en las instituciones penitenciarias, concretamente en el caso de un asesino confeso de una mujer que mató a martillazos y ha exigido ser tratado como una mujer durante el juicio "porque el asesino espera algún tipo de ventaja al declararse mujer".
El objetivo último de la ley es que las personas transexuales dejen de ser tratadas como enfermas; "despatologizar" la transexualidad al no tener que entregar un informe médico para cambiar de sexo. Sin embargo, para parte del feminismo esto, en realidad, supone la desprotección de las personas con disforia al eliminar la posibilidad de analizar las causas de esa disforia. "Esta reforma no está protegiendo a ningún colectivo vulnerable; hay que analizarlo con el criterio médico y psicológico, pues hay muchos factores subyacentes tras este diagnóstico, como abusos sexuales", explica Ana de Blas que defiende que el "feminismo son hechos, no palabras" y, por tanto, esta ley "no tiene un fundamento feminista".