A raíz del fallecimiento ayer del exlehendakari del PNV José Antonio Ardanza las palabras más repetidas hoy en las crónicas y obituarios de los diarios son "entendimiento", "pacto" y "rechazo a ETA". En todas ella se destaca la oposición de Ardanza a la violencia como instrumento político.
Su compañero y amigo Andoni Ortuzar -actual líder del PNV- fue parte de su gabinete y lamenta la doble pérdida política y personal, pues era "un padre político" y un amigo. Con Ardanza se estrenó una nueva modalidad de gobierno, el gobierno de coalición con el Partido Socialista de Euskadi, y los esfuerzos de aislar a ETA del debate político a pesar del torpedeo permanente de Batasuna.
Ardanza fue muy combativo con quienes ejercían la violencia
En opinión de Ortuzar el lehendakari tuvo claro que él tenía que "gobernar para todo un país", a pesar de ser un hombre muy nacionalista. Lo primero que hizo fue un gobierno con los socialistas que eran su alternativa política y, por tanto, su principal rival.
Además, en aquella Euskadi tan convulsa donde la violencia no estaba deslegitimada, se propuso deslegitimarla de raíz. "Fue muy combativo con quienes ejercían la violencia y quieres le daban cobertura política", lo que hizo que la izquierda abertzale más dura le pusiera en la diana, detalla.
La clave de las elecciones vascas es la participación
Al respecto de la campaña electoral para las elecciones vascas del próximo domingo 21 de abril, Ortuzar asegura que se está viendo "dos modelos para la Euskadi del futuro", uno encarnada por el PNV y otro por Bildu.
"La clave fundamental de las elecciones del País Vasco es la participación", considera el líder del PNV. Si supera el 65%, "va a haber un buen resultado y de ahí saldrá un gobierno muy legítimo". Por el contrario, si la participación se queda más cerca del 60%, "seguramente Bildu tendrá un buen resultado".
En definitiva Ortuzar anima a la gente a participar, que "voten a quien quieran", pero es importante votar si se quieren obtener resultados determinados.
¿Por qué el PSE cedió la presidencia del gobierno vasco al PNV?
El histórico líder socialista Ramón Jáuregui fue vicelehendakari con Ardanza, a pesar de que el PSE ganó las elecciones de 1986, algo que no se entendió por parte de muchas personas. Sin embargo, la decisión de ceder la presidencia al PNV respondía a "una visión de país y una necesidad política ineludible".
España estaba sufriendo una situación de aislamiento y soledad en la lucha antiterrorista, en gran parte porque no se tenía las bases de una deslegitimación social y política al terrorismo. En aquellos años un pacto democrático contra la violencia -algo que llevaba reivindicando el PSE desde el año 1977- y el liderazgo del nacionalismo vasco para deslegitimar el terrorismo nacionalista, "era imprescindible".
En aquel momento presidió la idea de tener al PNV por primera vez en el liderazgo de la lucha contra ETA
"En aquel momento presidió la idea de tener al PNV por primera vez en el liderazgo de la lucha contra ETA", recuerda Jáuregui y, ciertamente, el fruto de aquello fue el pacto Ajuria Enea meses después.
Según Jáuregui, "aquel fue un punto de inflexión, un momento clave de la lucha contra el terrorismo porque teníamos de pronto al lehendakari del gobierno vasco convocando, movilizando a la sociedad vasca contra el terrorismo y liderando un pacto que reunió a todos los líderes de los partidos democráticos vascos en la estrategia contra el terrorismo".
Movilizar a la sociedad vasca para arrinconar a la violencia
Con esto, la democracia y la unión de los partidos democráticos tendió la mano al nacionalismo y dijo: "no mates, haz política". Así, se comenzó a movilizar a la sociedad vasca para arrinconar a la violencia. Un proceso lento, pero que tuvo su origen en este pacto de Ajuria Enea.
Salíamos a las escalinatas de Ajuria Enea todos para expresarnos ante la sociedad vasca juntos
Este acuerdo se produjo derivado del espíritu de la Transición y en el contexto de una sociedad y política que apreciaba el pacto. Además, durante los años de gobierno de Ardanza, cada vez que había un acto terrorista o que movilizar a la sociedad vasca, todos los líderes políticos de entonces "salíamos a las escalinatas de Ajuria Enea todos para expresarnos ante la sociedad vasca juntos".
Ciertamente, "hemos perdido esas virtudes", sostiene Jáuregui, quien considera que la política requiere ese esfuerzo "por el reconocimiento del otro, por el pacto y por el acuerdo". Algo que actualmente "la política española necesita".