En diciembre del 2011, en un programa de la Radio Premià de Ma, Carles Tamayo entrevistó, sin él saberlo todavía, a un pederasta. Lluís Gros era propietario del cine La Calàndria, de la localidad de El Masnou. Por entonces, Gros regalaba a Tamayo entradas y carteles de películas. Hasta proyectó los primeros cortometrajes del entonces aspirante a director. Años después, este chico, ya convertido en youtuber y cineasta, ha conseguido cazar al monstruo.
Así se llama el documental 'Cómo cazar a un monstruo', el cual se empezó a grabar "cuando ya tenía una sentencia firme" y cuando Lluís Gros era ya un pederasta condenado.
En 2019 a Tamayo le empezó a ir muy bien con su canal de YouTube, el mismo año en el que se publicaron noticias sobre que Gros había abusado sexualmente varios niños. En aquel momento, todo su entorno cortó relación con él, Gros empezó a llamar a Tamayo de manera insistente y con el tiempo "esa insistencia fue todavía mayor".
¿Por qué todavía no estaba en la cárcel?
A finales de 2021 se conoció la sentencia final por la cual le condenaron a 23 años y ocho meses de cárcel. En ese lapso de tiempo, Tamayo ya había conocido a varios afectados y niños abusados. "Las zonas que frecuentaba Lluis son pueblos relativamente pequeños", cuenta Tamayo en relación a lo injusto que era para las víctimas tener que esconderse de él porque aún no estaba encarcelado.
Este, precisamente, fue el motor del documental; "intentar entender por qué Lluís no estaba en la cárcel", cuenta Tamayo en 'Más de uno'. A medida que empezó a grabar, se dio cuenta de cosas "muy turbias" como que estaba intentando borrar su rastro en Internet y que hablaba con menores haciéndose pasar por un profesor.
Lluís Gros quería manipular a la gente a través del documental
Él, sin embargo, contactó con Tamayo no ya sólo para demostrar que es inocente, sino para tratar de "seguir engañando a todo el mundo como lo ha hecho siempre". Al final, como se evidencia en el documental 'Cómo cazar a un monstruo' Lluís Gros le indicaba a Tamayo dónde grabar algunas escenas, como en Montserrat, en el cine o en el cementerio donde se encontraba la tumba de su madre.
"¿Por qué quería que grabara eso? Porque se pensaba que eso serviría para manipular a la gente", cuenta Tamayo sobre cómo quería manipular al espectador. La realidad, sin embargo, es que Gros "no es un genio del mal y claramente se ve que es un monstruo".