Tras estudiar periodismo en la Universidad de Navarra, Carmen Rigalt se inició profesionalmente en el diario 'Sol de España', una primera experiencia que le sirvió como impulso para comenzar su andadura en el diario Pueblo en 1971.En ese diario, ubicado detrás del actual ministerio de Sanidad, había periodistas jóvenes comiéndose el mundo y jugando a la ajedrez, junto a personas "paseantes", normalmente jubilados que iban a mirar o eran amigos de otros periodistas.
"La censura se manifestaba como el rotulador rojo del redactor jefe"
El diario Pueblo destacaba por cultivar mucho el reportaje en una época donde escribir de política era una actividad muy limitada por la censura franquista. Allí, conoció a muchos periodistas que continúan formando parte de su vida. En su nuevo libro, 'Noticia de mi vida' de la editorial Planeta, Rigalt habla de Arturo Pérez Reverte como "la persona que mejor cultiva la nostalgia y que con los años ha ido demostrando más emoción por lo que vivió en el diario Pueblo". Junto a Reverte, José María García, también podría considerarse un gran nostálgico de aquella época vital.
En ese mismo diario conoció a su marido, el también periodista Antonio Casado y colaborador de Más de uno. "Sobre el diario Pueblo hay toda una mitología creada, es sobre lo que más me preguntan los periodistas jóvenes", dice. Rigalt trabajó 30 años en el diario El Mundo, donde trabajó con Pedro J. Ramírez, de quien cuenta que no era como los directores que están encerrados en su despacho y no salen, sino que "estaba todo el día zascandileando por la redacción y pendiente de las noticias y de lo que sus periodistas escribían. Es mucho más periodista que la mayoría de directores que he conocido", explica.
Sería incapaz de hacer periodismo de agencia, y eso que es el periodismo fetén
En el libro Rigalt habla de su infancia, adolescencia y del periodismo. En concreto, cuenta que, cuando era muy pequeña, sus tías ya le decían que sería periodista: "A fuerza de repetirlo, me lo creí". Rigalt siempre ha tenido más interés por escribir que por informar. Por eso mismo, "sería incapaz de hacer periodismo de agencia, y eso que es el periodismo fetén", comenta. Para Ángel Antonio Herrera, que nos acompaña en esta conversación, lo que caracteriza a la periodista es precisamente su estilo, que se sale de lo meramente informativo: "Rigalt milita en las firmas de oro del periodismo español por su estilo, por la forma de contar".
Al no escribir de política, la periodista considera que siempre ha podido escribir con mayor libertad. Sin embargo, recuerda la época donde la censura se manifestaba como "el rotulador rojo del redactor jefe". "Un día escribí una palabra inocua y un compañero protestó porque me la habían pasado", aquella palabra era "escoñarse". Rigalt dice que no ha escrito más de política "fundamentalmente porque no me lo han pedido y lo agradezco porque nunca me ha gustado". Por último, Carmen Rigalt cuenta que, en sus inicios, escribir era un disfrute tremendo. Ahora, le gusta pero tampoco sabe hacer otras cosas. "Nunca tuve duda de que me iba a dedicar a escribir", sentencia la periodista.