La palabra más común en los diarios de hoy para referirse a las elecciones en Rusia es "farsa". Así se describe el atronador triunfo de Vladimir Putin en unas elecciones que lo perpetúan en el poder hasta 2030 tras lograr el 87,32 % de los votos, su mayor victoria electoral.
"La recreación de la democracia" en Rusia
Putin tiene ahora seis años por delante ante los que se siente fuertemente refrendado, no sólo en la invasión de Ucrania, sino también en la prolongación de su régimen hasta el cuarto de siglo.
Ayer los rusos asistieron a "la recreación de la democracia", explica en 'Más de uno' el corresponsal de Onda Cero, Xavier Colás, lo que para muchos rusos sigue siendo una manera de que todos tengan su voz sin los peligros de la democracia de los noventa, "sin esas turbulencias que acompañaron a esos primeros años de libertad".
En Rusia, "el Kremlin pone el gobierno y la oposición, y lo rusos asisten a esa ceremonia de una manera cómoda o amarga, pero siempre sin la obligación de participar en ella", cuenta Colás.
En Rusia se mata con rastro
Tras su victoria arrolladora, Putin ha dicho en una entrevista que la muerte de Alekséi Navalny, opositor ruso, fue triste, pero que incluso en Estados Unidos muere gente en prisión.
"En Rusia el asesinato también es una ceremonia, se suele matar con rastro y de una forma muy significativa" dice el corresponsal haciendo referencia al Novichok, el veneno letal que utiliza el gobierno ruso para asesinar a sus disidentes. Por eso, aunque el gobierno niegue sus crímenes, se encarga de que todo el mundo entienda qué ha pasado.
De este modo, el gobierno ruso no ha necesitado dar explicaciones sobre qué mató a Navalny." Se quedan en suspenso esas muertes para que todo el mundo entienda lo que ocurre si se cuestiona la manera de ejercer el poder que tiene el putinismo", sostiene.
¿Puede la guerra de Ucrania hacer que Putin caiga?
Dos años después, Putin no parece tambalearse en su decisión de invadir Ucrania y, aunque no ha conseguido aún su objetivo, parece que los resultados de las elecciones -aunque falsos- revalidan su postura bélica.
Con esto, es difícil que la guerra, por sí sola, mate al régimen de Vladimir Putin, aunque sí podría debilitarlo mucho. En 2024 vuelve a estar en juego si la apuesta bélica de Putin para tomar Kiev termina con éxito -como acabó la apuesta de Brézhnev aplastando el aperturismo de Checoeslovaquia en el 68- o si es una herida o lastre de cara al futuro, debilitando al sucesor de Putin, explica Colás.