Salvador Rus es catedrático de Historia del Pensamiento y los Movimientos Sociales y Políticos de la Universidad de León y también uno de los responsables de celebrar el V Centenario de la Guerra de los Comuneros. En otras palabras, es el comisario del proyecto 'El tiempo de la libertad. Comuneros V Centenario'. El proyecto está formado por cuatro líneas de trabajo: una exposición en las Cortes de Castilla y León; la ópera 'Los Comuneros' de Igor Escudero, que se representará en todas las capitales de provincia de la región, a partir de su estreno el 2 de octubre en Salamanca; el documental 'Comuneros' rodado por el cineasta vallisoletano Pablo García Sanz que se estrenará en otoño, y un Congreso Internacional sobre el tema que se inaugura hoy, 19 de mayo.
"Hemos querido representar al memoria recuperada"
Como explica Salvador Rus, la línea argumental de la celebración del V Centenario no es tanto saber qué ocurrió -puesto que el acontecimiento histórico ya ha sido muy estudiado- sino por qué ocurrió la revuelta comunera. El objetivo es hacer una revisión del debate de las ideas y para ello, en la exposición se muestra la propaganda política, las ideas que hay en debate en ese momento y el intento de la familia Habsburgo de mostrar su poder y hegemonía en Europa, entre muchas otras cuestiones.
"Hemos querido representar la memoria recuperada", comenta Rus sobre la mirada hacia el pasado que se hizo en la época liberal y cómo de esta forma se reivindicó la historia de los comuneros. De hecho, en Madrid existen tres calles dedicadas a los tres héroes comuneros: Bravo, Maldonado y Padilla. Además, al realizar la Constitución actual de 1978, a la división territorial de España se les llamaron Comunidades en su recuerdo.
La vida en Castilla y en Flandes
Además, este proyecto pretende mostrar las diferencias entre la vida en Castilla y en Flandes. Rus define estos dos mundos casi antagónicos: "Flandes era el color, la alegría, mientras que Castilla era la austeridad, el dolor y el culto a la muerte". Esta dualidad está representada en la exposición mediante monedas, armas originales y cuadros.
El comunero no fue sólo un conflicto que se dirime por las armas, sino que también "se luchó a través de la tinta, por los escritos y los discursos de los sacerdotes en las iglesias", explica Rus. En aquella época ya había noticias falsas, recogidas en los manuscritos de la Universidad de Salamanca y expuestos en la muestra.
¿Revolución, rebelión o levantamiento?
En contra de la historiografía de la década de los 40 a los 70, que considera al movimiento comunero como la primera revolución moderna, Salvador Rus se muestra a en consonancia con la historiografía más reciente, que no la considera revolución, sino rebelión o levantamiento. El concepto de revolución ha ido variando y ahora se considera un cambio de Estado, como pasar de una monarquía a república. Por ello, Rus sostiene que el episodio comunero fue "una rebelión contra una forma de gobierno".
"Ellos quería una monarquía representativa, parlamentaria, una democracia coronada", explica el comisario de esta exposición. De acuerdo a esto, no fue una revolución, pero se habla de ella porque se produjeron reformas políticas y jurídicas de gran calado en muy poco tiempo, concretamente en 11 meses.
Para el escritor Lorenzo Silva, autor de 'Castellano', una novela sobre la revuelta de los Comuneros contra Caros V, la revuelta de los Comuneros tiene algunos tintes revolucionarios. En concreto, hace referencia a la idea que se plantea en los Capítulos de Tordesillas, donde se defiende que el interés del reino prevalece sobre los intereses o voluntades del rey. "Eso sí es revolucionario en términos de la concepción medieval de la monarquía", explica Silva que sostiene que la tradición castellana conecta con el principio de soberanía nacional que se verá en la Constitución de Cádiz de 1812.
Salvador Rus añade la frase que condensa al pensamiento de los comuneros: "Que el reino mande al rey y no el rey al reino". Así, con todo ello, la revuelta comunera sirvió de inspiración para posteriores revoluciones.
La identidad castellana
En su novela 'Castellano', además del relato sobre la revuelta comunera, cuenta también la relación del propio Lorenzo Silva y la identidad castellana. Además de tener familia castellana por parte materna, el hecho que le llevó al escritor a identificarse con Castilla fue precisamente la historia de los comuneros. En concreto, a través del poema de Luis López Álvarez y la versión musical del Nuevo Mester de Juglaría.
Cuando escuchó ese poema, Lorenzo Silva llevaba tiempo viviendo en Barcelona y encontraba continuamente en el discurso público alusiones a Castilla como un páramo desolado y tirano. "Que esto se haya convertido en parte del discurso público de Cataluña es un problema", comenta el escritor. Por ello, empezó a leer ese poema de otra manera y conectó con dos tópicos. Por un lado, cuando uno se sumerge en la historia y lee el castellano del siglo XVI, comprende que "la lengua es el gran legado de Castilla". Por otro lado, percibía en la historia de Castilla algo con lo que el escritor se sintió muy identificado: su aversión al vasallaje.