Esquerra Republicana celebró ayer que se concretara el acuerdo pendiente desde la investidura de Salvador Illa: la quita de la deuda de la Generalitat con el FLA de 17.104 millones de euros, 2.000 millones más de lo pactado.
La vicepresidenta primera y ministra de Hacienda, María Jesús Montero, ha defendido el acuerdo con Cataluña y su extensión al resto de comunidades que están en el régimen común. Según ha anunciado el Gobierno, el Estado se compromete a asumir 83.252 millones de euros de deuda de los territorios.
Es necesario un programa de condicionalidad fiscal
Diego Martínez López, exsecretario general de Financiación Autonómica y Local entre 2018 y 2020, advierte de una de las contraindicaciones de que este pasivo financiero cambie de manos y pase a asumirlo el Estado, que es "el llamado riesgo moral".
"Cualquier programa de condonación o reestructuración de deuda debe ir acompañado de un programa de condicionalidad fiscal", explica Martínez. Así, se identifican unos gobiernos beneficiarios, pero tienen que comprometerse a medio y largo plazo a mantener una disciplina fiscal, "y esto de momento no ha aparecido en el escenario".
Las reglas fiscales, el talón de Aquiles de los gobiernos en España
La historia de las reglas fiscales en España es triste e ineficaz, opina el economista. Aunque las reglas fiscales "son de las más exigentes del mundo", esto perjudica negativamente a su cumplimiento.
En total, llevamos seis años sin reglas fiscales, desde la pandemia, y con anterioridad siempre ha sido "uno de los talones de Aquiles de la gobernanza fiscal en nuestro país".
No hay miedo a endeudarse porque se presupone un rescate futuro
La situación de riesgo moral por la que "no hay miedo a endeudarse si sabes que te van a rescatar en un futuro", lleva ocurriendo en España, de forma encubierta, alrededor de 15 años. Estos mecanismos extraordinarios de financiación -que ya se han convertido en permanentes- "no conllevan una credibilidad en términos de disciplina fiscal", sino que es una renovación continua de los recursos que se prestan.
Con todo, "si damos el paso adicional hacia una condonación, la dosis también adicional de riesgo moral existe". Por ello, una buena vacuna, una buena dosis sería una condicionalidad fiscal para las comunidades que saldrán beneficiadas de la financiación.
"Estos fondos deberían convertirse en algo extraordinario, un mecanismo de previsión de liquidez, y no en una fuente estructural de ingresos, que es lo que viene funcionando", sostiene Martínez.
Empujar a las comunidades a financiarse en los mercados
La deuda que se condona en término de habitantes no va a ser la misma por comunidades autónomas. Por ello, "es cierto que los ciudadanos de un territorio van a salir mejor tratados que los ciudadanos de otros territorios", lo que forma parte de la dualidad propia de países federales en términos fiscales como el nuestro.
El asunto de fondo es que algunos gobiernos autonómicos llevan años reclamando la actualización del modelo de financiación autonómica, pues se necesitan más ingresos para sostener las políticas públicas. La condonación de la deuda, por tanto, no es más que un "parche" que se sale de los principal.
"El objetivo de la condonación debería ser empujar a las comunidades autónomas a financiarse en los mercados", considera el economista. Y si tienen problemas de financiación, deben resolverse con el sistema de financiación autonómica.