La primera lección que aprenden nuestros interlocutores es que en la plaza de la virgen no se puede hablar con nadie por protocolo y se debe mantener un silencio absoluto. Sin embargo, en el pasacalles que es dónde se encuentran ahora, sí pueden mantener una conversación.
Isabel, aunque haya vivido más años las fallas, es la primera vez que participa en el pasacalles vestida de fallera y nos cuenta que se encuentra pletórica. Aunque nunca haya hecho esto antes, ella nos cuenta que es una persona que se adapta muy bien ante cualquier situación, al igual que lo hizo a la ciudad.
La fallera nació en Andalucía, concretamente en Almería, y aunque no es originaria de Catarroja lleva muchos años viviendo en la Comunidad Valenciana, mudándose cuando apenas cumplió los 18. A día de hoy, con 54 años, está encantada de vivir allí porque ya siente la sangre valenciana corriendo por sus venas.
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El motivo por el que no se había vestido antes no lo conoce, pero este año ha visto que necesitaba hacer algo más allá que trabajar y decidió animarse. Dice que ser fallera es algo muy serio y te tiene que gustar, como es su caso, y está muy orgullosa de haberlo hecho. En su comisión hay muchas personas comprometidas con la festividad, siendo más de 200 personas.
¿Cómo es el vestido?
El traje que lleva se lo han hecho exclusivamente para que lo lleve el día de hoy, pero tiene muy claro que lo aprovechará muchos años más.
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El vestido de fallera es muy bonito a simple vista, pero es necesario saber que pesa mucho. El color lo escogió ella, con telas hechas con sedas naturales, manteletas bordadas a mano y una mantilla protocolaria para hacer la ofrenda.
El traje es muy elaborado y al tener tantos elementos, tarda mucho tiempo en ponerse: "Si eres avispada tardas media hora, pero te tienen que ayudar". Para que ella pueda estar perfecta para la ocasión contó con la ayuda de 3 personas.
Al tener que maquillarse y prepararse con el peinado típico debes dedicarle muchas horas. En el caso de Isabel, la noche anterior se fue a dormir pronto porque debía madrugar mucho para estar lista a tiempo.
La ofrenda
Cuando se hace la ofrenda no se hace un simple protocolo, sino que sirve para pedir y este año más que nunca agradecer muchas de las cosas que han ocurrido. Nos cuenta que lo que vivieron todos los valencianos la noche de la riada no se puede describir y que aún quedan muchas cosas que siguen presentes, pero hay que superar.
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Poco antes de entrar a la plaza las falleras desvían el pasacalles hasta la casa de la fallera —en este caso fallero— mayor, al cual reciben con una traca para hacerle saber que ya están allí.
