Según el director de cine Jonás Trueba, en la actualidad está desapareciendo "la clase media cinematográfica". Que hay un buen número de espectadores que antes tenían como costumbre ir a las salas de cine y que han dejado de hacerlo. Que ahora prefieren ver las películas en las plataformas de streaming.
Pero no es verdad, no es lo mismo ir al cine a ver una película que hacerlo desde casa. Por eso, en su última película Trueba ha decidido dirigirse directamente al público y llamarla 'Tenéis que ir a verla'.
La primera película después del primer confinamiento
La película, escrita y rodada durante en el contexto del inicio de la pandemia y el primer desconfinamiento, le sirvió para darse cuenta por primera vez de que "no es tan evidente hacer una película". De repente, todo lo que dábamos por hecho -como un simple paseo por un parque con un amigo- se esfumó. "Por eso, juntarnos de nuevo para hacer la película fue muy emocionante", recuerda el director durante su entrevista en 'Más de uno'.
Me encantaba la idea de que fuera una película casi sin argumento, como vaciada, muy de sensación y de estado de ánimo
En este film -que dura apenas una hora- traslada al espectador a esos primeros momentos después del confinamiento. "Espero que la película retrate parte de esa emoción, temblor y dudas que ahora ya se han esfumado", dice Trueba mientras reconoce que "siempre la recordaré como la que hicimos nada más salir del primer confinamiento".
De cuando "el mundo paró" y se vació la vida
Para Itsaso Arana, una de las actrices protagonistas, "la película es algo inexplicable". Ella compara el largometraje al "vaciamiento" del confinamiento, algo que hemos casi olvidado mediante una "amnesia colectiva". "Cuando el mundo paró y de pronto seguíamos vivos, aunque no todo el mundo, tristemente. Vimos que podíamos vaciar la vida y que tampoco es tan malo estar con una misma", explica Itsaso.
'Tenéis que venir a verla' también tiene algo de "boceto" de película. Jonás ha disfrutado haciéndola así, "me encantaba la idea de que fuera una película casi sin argumento, como vaciada, muy de sensación y de estado de ánimo".
Así, ha intentado capturar aquellas sensaciones y conversaciones elevadas de cuando pensábamos que aquello cambiaría el mundo para siempre.