ENTREVISTA EN 'MÁS DE UNO'

Luda Merino: "Es muy común en niños adoptados que no se quejen"

Luda Merino presenta en 'Más de uno' su libro 'No lo entenderías. Mi historia de adopción', dedicado a todos los jóvenes que, como ella, fueron adoptados y sufren ciertos traumas comunes.

ondacero.es

Madrid |

'No lo entenderías. Mi historia de adopción' no es un libro de autoayuda, pero puede servir a muchas personas a entenderse a sí mismas y su proceso. Tampoco es una autobiografía, aunque su autora se abre en canal para contarnos su vida. Y desde luego no es un libro de divulgación, aunque todos los que se acerquen a él seguro que van a aprender algo.

Un libro dedicado a toda la gente joven adoptada

A lo mejor es un poco de todo este libro. Se titula: 'No lo entenderías. Mi historia de adopción', y lo ha escrito una mujer que en sus redes sociales se presenta como "divulgadora, artista digital y aerotrastornada". Se llama Luda Merino y fue adoptada a los 3 años, cuando vino a España a vivir.

Escribió su libro "pensando en esa Luda de quince años que quería leer algo que no fuera para padres, que fuera el testimonio de alguien adoptado", cuenta en 'Más de uno'. Por ello, se lo dedica a toda la gente joven adoptada, "para que sepan que no están solos" y que todo lo que sienten, ya lo han vivido otras personas adoptadas antes.

Trauma del abandono

El trauma del abandono es una de las cosas más angustiantes que sufren las personas adoptadas. "Lo que sientes es que en cualquier contexto la gente no te quiere", dice Luda refiriéndose, por ejemplo, a situaciones cotidianas como cuando alguien no puede quedar para hacer un determinado plan.

También existe un miedo continuado sobre cuál va a ser su próximo abandono porque si ya lo hicieron una vez, se podría repetir.

Los niños adoptados apenas lloran

Por otro lado, "es muy común en niños adoptados que no se quejen" porque como en los orfanatos no se les atiende correctamente, "como aprenden que llorar no sirve de nada, dejan de llorar", explica.

Además, en otros casos, si eso se extiende mucho en el tiempo, el cerebro bloquea el dolor y es un mecanismo del cuerpo que desconecta con lo que se está sintiendo y se llama disociación. Esto no tiene por qué ocurrir únicamente con el dolor, sino también con la fatiga, el frío y el hambre, como es en su caso.

Estos síntomas varían entre personas, pero es muy común que los bebés adoptados, por ejemplo, casi no lloran.