Generación tras generación.De abuelos a nietos a través de una madre, de tíos a sobrinos,de cómicos a cómicos, de feriantes a feriantes. Su pasión por el teatro, el espectáculo, el arte, tiene algo de dinastía. Linajes que se cruzan, se emparentan, estirpes que sobreviven a los siglos, a las guerras, a los divorcios e incluso ¡al éxito! Los Merlo se miran en los Piquer, se mezclan con los Rivelles, con los Colomina, con los Ladrón de Guevara, con los Larrañaga.
María Luisa Merlo y su hijo Luis Merlo comparten sangre, apellidos, anécdotas, vidas, profesiones y amor por el teatro. Luis confiesa que fue su madre quien le hizo un aficionado al teatro llevándole siempre consigo a los ensayos de 'Los hijos de Kennedy', obra que representaba María Luisa a mediados de los años 70, cuando Luis era pequeño.
"Luis se quedaba embobado viendo el teatro como me quedaba yo viendo a mi padre"
"Me quedaba embobado entre bambalinas viendo aquello que tenía una carga política importante", recuerda Luis sobre aquel espectáculo que tanto le conmovía. Otra de las cosas que Luis agradece a su madre es su amor por la literatura; "la biblioteca de mi madre me ha dado muchísimas cosas".
Por su parte, María Luisa Merloagradece a su hijo haberle llevado a Londres, donde empezó a ver teatro y donde pudo asistir a un curso sobre Shakespeare en la Royal Academy. Ella, siempre supo que a su hijo Luis le fascinaba el teatro, "él se quedaba viendo el teatro como me quedaba yo viendo a mi padre". Aquel, "era un mundo liberal en una época que no era nada liberal".
Juntos, madre e hijo, recuerdan la anécdota de cuando Luis con cinco años, se acercó delante de sus compañeros del colegio a pedirle un autógrafo a su madre. Los alumnos del colegio habían terminado de representar una función: "Vi que todos los padres de mis compañeros se acercaban a que mi madre les firmase un autógrafo. Me pillé un cabreo tremendo porque aquel era mi momento y yo no tenía eso que les daban a los demás. Entonces, cogí un trozo de papel y se lo di a mi madre para que me lo firmara", cuenta entre risas Luis.
"Mi crítico, mi premio, es el público"
A la hora de actuar, Luis explica que a medida que pasan los años, "te das cuenta de que tu ego no tiene ningún interés para el público y se te quitan muchos miedos", un ego que, según dice, "nace de la inseguridad". Es entonces cuando se consigue realmente entender que "a quien tienes que gustar, conmover y quien tiene que sentir es el público, no tú", y a ese público le agradecen todo el amor que les han dado durante todo su recorrido. "Mi crítico, mi premio, es el público", sostiene Luis mientras su madre coincide al completo con esta afirmación.