Una de las grandes obras del dramaturgo británico Harold Pinter fue 'The Homecoming', traducida en España como 'Retorno al hogar'. Gran parte del teatro de Pinter tiene que ver con el juego de confundir al público. 'Retorno al hogar' -que se estrena hoy en el Teatro Fernán Gómez de Madrid- trata de una familia en un momento límite, donde los personajes dicen lo que piensan sin filtros, sin hipocresía y eso, sin duda, es algo que descoloca al espectador.
Señalar directamente al público para mostrar sus contradicciones
Miguel Rellán, que interpreta el personaje de Max, el padre de la familia, confiesa que en la obra, no se entiende ni a sí mismo. En la obra, "Pinter lo que hace es poner un espejo delante de los espectadores y decir: 'señoras y señores, estoy hablando de ustedes'", explica el actor en 'Más de uno' a la vez que asegura que "todos somos contradictorios e incoherentes".
Una vez en el teatro, el espectador no puede ser pasivo, tiene que entrar en el juego de la obra. Rellán compara el guion como si andando por la calle, se abriera la ventana a una casa para ver una escena familiar de la que no se tiene antecedentes. A la hora y veinte, esa ventana se cierra sin ningún tipo de explicación, exigiéndole al público sacar sus propias conclusiones.
La peripecia argumental a veces es lo de menos, es el pretexto para hablar de los seres humanos
Al final, se trata de la vida de simples seres humanos, como podría ser la de cualquiera. "La peripecia argumental a veces es lo de menos, es el pretexto para hablar de los seres humanos, que, convendremos, en que no hemos cambiado tanto", dice el actor.
Un modo de vida tranquilo y casi revolucionario
En relación al ritmo frenético de la vida tanto como de la actualidad informativa, Rellán se pregunta por qué los seres humanos necesitamos pasar página cada vez más deprisa.
Los informativos de televisión cada vez tratan la información en menor tiempo, cada minuto hay que cambiar de imagen y de tema, "para que no nos aburramos, dinámico, velocidad".
De todo esto habla Harold Pinter, quién nos obliga a parar. "Yo no tengo prisa nunca, de verdad, voy tranquilo", asegura Miguel Rellán, cuyo estilo de vida en mitad de la acelerada realidad suena casi revolucionario.