Un grupo de científicos españoles ha conseguido "revivir" o "reconstruir"proteínas que estaban presentes en bacterias que dejaron de existir hace millones de años, y que eran claves para que pudieran defenderse de virus hostiles.
Lo interesante de "viajar en el tiempo" para buscar estas bacterias tan antiguas es que, como son tan extrañas a nosotros, es más difícil que nuestro organismo las rechace. Al no tener memoria de ellas, el organismo no genera inmediatamente ese rechazo, lo que puede facilitar que se utilicen estas proteínas como herramientas para modificar nuestro ADN.
Nuestro sistema inmune está preparado para atacar todo aquello que supone una amenaza. Sin embargo, "si tuviéramos un sistema al que nunca hemos estado expuestos, nuestro cuerpo no tendría esa capacidad de respuesta inmune. Eso es lo que hemos demostrado en el artículo con las proteínas ancestrales", explica el investigador.
Reconstrucción de la técnica CRISPR
La técnica CRISPR -unas "tijeras" capaces de cortar una secuencia genómica- se ideó en 2012 y permite hoy en día cortar y pegar trozos de material genético en cualquier célula, lo cual hace posible su utilización para editar el ADN y curar múltiples enfermedades relacionadas con mutaciones en los genes y, por tanto, las proteínas.
Sin embargo, aunque se empieza a encontrar su aplicación clínica en seres humanos, es una técnica imperfecta que puede introducir errores. En esta investigación, se ha reconstruido ancestros del conocido sistema CRISPR-Cas de hace 2.600 millones de años y se ha estudiado su evolución a lo largo del tiempo.
Proteínas más versátiles y flexibles
Hace dos mil o tres mil años atrás encontramos proteínas que tenían varias funciones, lo que "las hace versátiles y flexibles". Estas proteínas -que Pérez-Jiménez compara con "una navaja suiza"- dan la posibilidad de tener más de una función y mayor capacidad de supervivencia.
"Eso hace a las proteínas ancestrales extraordinariamente importantes para aplicaciones biotecnológicas", asegura el investigador sobre su aplicación en regiones del ADN donde las herramientas actuales CRISPR no puede llegar por restricciones moleculares.
La edición genética, finalmente, trata de corregir todas las enfermedades con causa y origen genético, lo que supone unas 6.000 enfermedades actuales.