El próximo 4 de noviembre se jubila Paloma Santamaría, la ujier más querida del Congreso. Recuerda en Más de uno que ha estado 36 años trabajando en el Congreso, por lo que ha podido apreciar todos los cambios, sobre todo en protocolo que ha ido sufriendo. Explica que antes había unas normas muy estrictas, por las que los diputados tenían que vestir siempre de forma muy correcta, pero ahora se ha cambiado con la llegada de la gente más joven.
Aunque recalca que ella sigue manteniendo las formas y tratándoles de usted a todos, aunque le pidan que no lo haga, "ha habido muchos diputados que me decían tutéame, y yo decía no debo porque es una señoría", por lo que añade "una cosa es la cordialidad, pero de eso a tutear, debe existir esa raya de respeto".
Por otro lado, confirma no hay ningún diputado antipático, "el trato con ellos es muy bueno y cercano", declara y apunta que "tiene un puntito el señor Rajoy que da gusto hablar con él". Además, revela que "esa crispación que se ve en el hemiciclo, en los pasillos luego no la hay".
También comenta que la discreción es una de las partes más importantes de su trabajo, "nosotros estamos siempre con ellos", pero afirma que "cuando se ponen a hablar, te retiras dos pasos, yo oigo, pero no escucho". Por lo que tiene el orgullo de confirmar que nunca se ha filtrado nada desde la casa.
Asimismo, relata qué papel desempeñó cuando la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet expulsó a la portavoz de VOX, Macarena Olona, tras ser llamada al orden tres veces. "Tenía que intentar que saliese de la sala al ver que ella voluntariamente no quería", asevera, pero sí quiere destacar que "doña Macarena es encantadora, una persona adorable".