Desde el 2016 Jonás Trueba lleva presenciando, a través del objetivo de su cámara, cómo se comportan los adolescentes cuando están en sus habitaciones a solas, cuando charlan en un parque, cuando viajan con sus amigos. 'Quién lo impide' es una inmersión en la vida de un grupo de jóvenes del que el espectador acaba formando parte. Con este filme -mitad documental, mitad película- de más de tres horas, se llega a conocer sus intimidades mediante "imágenes más pequeñas, pero más verdaderas", explica el director.
El rodaje de esta película, llena de vida, de gente y de vivencias, prolongado durante varios años, es más arriesgado, pero más libre y placentero. Trueba lo define como "un proceso de creación abierto,vivo, que al inicio no sabíamos a dónde llevaba y sientes que escribes la película sobre la marcha", lo que enriquece la película y quita la presión de estar haciéndola.
Pablo Hoyos y Candela Recio, dos de los jóvenes que aparecen en la película, son conscientes del cambio que ellos mismos han experimentado a lo largo del tiempo, algo que se ve en la propia película. "Pasan cosas en tu vida que te hacen cambiar y madurar, por lo que es muy fuerte vernos a nosotros mismos con ese cambio que hemos dado", explica Pablo. Sin embargo, al verse en la película no sienten vergüenza por quiénes fueron, sino "más bien ternura", opina Candela.
Nuestra generación tiene mucha más fuerza que otras que le han precedido y eso sólo puede ser bueno
Esa evolución de la adolescencia a la juventud -tienen 20 y 21 años ahora- implica que ahora están más cerca de saber cómo es la vida adulta, "pero todavía queda mucho por probar y por descubrir", defiende Pablo que todavía no descarta nada en su futuro. Por su parte, Candela coincide en que su realidad actual se asemeja bastante a lo que antes era su futuro, pero admite que pensaba que sería "más ideal": "De repente surge una pandemia y todos los planes que implicaban estar rodeada de gente, no están pasando; o quieres irte de tu casa y no hay manera de trabajar para hacerlo".
A menudo los adolescentes se quejan de la visión que tienen los adultos de ellos. En defensa de su generación -que ha sido denominada "la generación perdida" por la pandemia y las continuas crisis económicas sufridas- Candela es clara: "No somos la generación perdida, somos la generación encontrada porque lo teníamos todo en contra. Nuestra generación tiene mucha más fuerza que otras que le han precedido y eso solo puede ser bueno".