El fiscal del Tribunal Supremo Salvador Viada declaró ayer como testigo ante el magistrado del tribunal Supremo que investiga al fiscal general del Estado, Álvaro García Ortiz, por la filtración de datos personales de la pareja de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.
Viada declaró que vio a García Ortiz y a su segunda, la teniente fiscal Ángeles Sánchez Conde, consultando un móvil cuando la UCO registraba su despacho el pasado 30 de octubre, pero ha reconocido que no puede saber de quién era el teléfono ni qué estaban mirando.
Consultaban un móvil sin estar presente el abogado del investigado
Eran las siete de la tarde cuando Salvador Viada salía de su despacho y pasó por delante del patio central de la fiscalía. Allí, "les veo a los dos solos, rodeados de policías que hacían su trabajo, sin abogado que estuviera al lado del investigado, mirando ambos un móvil", relata el fiscal en 'Más de uno', pero "en ningún momento asumí que estuvieran haciendo nada para ocultárselo a la policía cuando consultasen los móviles".
Esta situación, que a priori podría pasar desapercibida, tiene su relevancia. "Supongamos que la fiscal, en esta indagación del móvil, hubiera descubierto algo que hubiera afectado a su posición en el proceso", se plantea Viada mientras critica que ella no puede utilizar eso si el abogado de García Ortiz no está delante.
En riesgo la imparcialidad de la fiscalía
Cuando lo presenció, no le dio importancia porque ya era consciente de que la imparcialidad del fiscal general del Estado era muy cuestionable. Una vez en su casa, Viada lo comentó con su mujer -también fiscal-, quien le dijo que "hay un código ético que dice con toda claridad que el fiscal no puede hacer eso". También lo contó en su asociación y consideraron que era "un escándalo".
"Esto marca un criterio importante de algo esencial en el ministerio fiscal, que es la imparcialidad. No puede mantener un fiscal esa proximidad con el investigado, porque pierdes tu imparcialidad", sostiene. Además, si se le añade
Por todo ello, ahora Viada ha sido llamado a declarar ante el juez que lleva el caso. "Otro con un carácter menos combativo o que estuviera menos próximo a la jubilación igual lo deja y se calla, pero no me parece bien y creo que las cosas hay que decirlas porque si no no se arreglan", dice el fiscal.
En su opinión, hay una solución para todo esto, que pasa por "guardar las apariencias" y que delante de la policía, se comporte "como se espera que se comporte un fiscal que mantiene su posición. [...] El fiscal tiene que mantener su posición, una posición de imparcialidad".
Un riesgo para el Estado de derecho
En definitiva, Salvador Viada apunta al riesgo "enorme" que se produce para el Estado de derecho "si en una institución como la Fiscalía hay una persona que ha cometido estos delitos". Alguien "sin problema alguno" para atacar informes de la Guardia Civil o entrar en complicidades con la fiscal del asunto.
"Esto es un problema grave para el Estado de derecho", sostiene el fiscal sobre la importancia de prever situaciones como esta, donde García Ortiz "está sometiendo a una institución a una tensión insoportable".