Mari Cruz tiene 84 años y es una ciudadana española que vive en Beirut desde hace 60 años, cuando se casó con Antoine. En 'Más de uno' hablamos con los dos por la situación que atraviesa el país, invadido en la zona sur por el ejército de Israel, que trata de terminar con Hezbolá. "La codicia de Israel de dirigir la política de la nación de una manera deshumanizada, su frase de 'tienen derecho a defenderse' no puede esconder que para defenderse hayan matado a tantos en Gaza", cuenta Mari Cruz, que añade que teme que no acaben con Hezbolá porque están "perfectamente arraigados en la población".
"Nada justifica meterse en una guerra que hace daños a todos. Y otro elemento que causa esto es la división de este país en confesión, cada uno intenta sobrevivir. Hay 17 o 18 comunidades religiosas. Un país tan fraccionado es muy difícil que funcione", asegura Mari Cruz, que también dice que viven la crisis con "angustia, pena, rabia y un sentimiento de impotencia": "Es tremendo, nadie levanta la voz contra Israel. Anoche mismo, sobre las doce, se oyó una explosión muy fuerte desde mi casa. Por suerte o por desgracia, lo veo todo desde aquí, porque estamos en una zona colindante, y vimos que salía humo por la parte del aeropuerto. Pensamos 'son capaces de bombardear el aeropuerto', pero me quedé en el balcón hasta que vi que aterrizaba un avión".
Por otro lado, Antoine se pregunta "para qué sirve la declaración de derechos humanos" y la ONU: "Esto es una fragmentación de la humanidad que tenía que estar unida bajo un estándar universal de la ONU. El mundo es un manicomio universal, los locos están sueltos, y la razón ante la locura no es muy resistente".
Además, llamamos a Yolanda, ciudadana española que también vive en Líbano y que afirma que vive la situación "con mucha intensidad". "Anoche hubo bombardeos en una zona bastante cerca de donde vivimos y al estar en una colina vemos toda esa parte", cuenta Yolanda, que comenta que en uno de los ataques notó cómo su edificio se sacudía "como en un pequeño terremoto".
Yolanda subraya que "la vida sigue", aunque hay zonas por las que no pueden ir. "Hay zonas donde sabemos que no podemos ir, y el resto pues la vida sigue. Las escuelas, ayuntamientos están abiertos, hoy mismo tengo que ir a cincuenta kilómetros de aquí para recoger un papel en el ayuntamiento", señala, para concluir diciendo que "es muy triste lo que está pasando, hay que denunciarlo, la política internacional es todo mentira y una hipocresía": "El Líbano lleva muchos años así. No se cumplen las leyes internacionales, ¿de qué sirve la ONU?".