El soliloquio "Ser o no ser" tiene lugar en el acto III, mientras que la escena de la calavera está en el acto V. En esta última escena llegan Hamlet y Horacio a un cementerio, a las afueras del castillo de Elsinore. Dos sepultureros discuten sobre el inminente entierro de Ofelia, que se ha suicidado. Remueven la tierra, extraen una calavera, y le dicen a Hamlet que es de Yorick. Hamlet se emociona porque él había tratado mucho a Yorick, que había sido el bufón de la corte del rey Hamlet padre, el que es asesinado y da lugar a toda la trama. Coge entonces la calavera y dice: "¡Oh, pobre Yorick! Yo lo conocí bien, Horacio". Y unas líneas más.
Además, explican que la confusión puede venir por la imagen de un hombre hablando con el símbolo de la muerte es extraordinariamente poderosa (comparación: don Quijote contra los molinos, el caballo de Troya, Ulises atado al mástil). Y el monólogo, que hace la misma persona en la misma obra, es celebérrimo. Y para colmo el soliloquio habla del riesgo de la muerte, que es el dilema de Hamlet, una persona que podía ser un intelectual y a quien las circunstancias de la vida lo ponen ante la tesitura de ser un soldado. Por eso en la versión para el cine de Laurence Olivier, que acabamos de escuchar, Hamlet juega con una daga mientras recita.