"Me siguen etiquetando como la exmodelo, algo que me resulta insultante. Fue un periodo de tiempo corto en mi vida que deje atrás porque se estaba tomando una dirección sexista que no me gustaba", cuenta Hannah. Explica, además, que decidió sumarse al ejército femenino kurdo porque estas mujeres no solo combaten contra Daesh, sino que también luchan por sus derechos. Están hartas de ser mujeres dependientes y máquinas de hacer bebés, y al haber decido combatir en el frente no les hace perder su feminidad.
"Coger una arma en absoluto significa que dejas de ser mujer o femenina, puedes empuñar una pistola y seguir disfrutando de tu condición de mujer", insiste Hannah. Después de volver a casa y contar su historia está lista para volver a la guerra y continuar luchando por una causa por la que, cuenta, merece la pena arriesgar la vida.