Mañana, 8 de septiembre, se cumplen 500 años de la llegada al muelle de las Muelas de Sevilla de la nao Victoria. Esta embarcación fue la única de las cinco de la expedición capitaneada por Fernando de Magallanes que conseguía regresar a la Península.
Fue el primer barco que logró dar la vuelta al mundo y de él bajó Juan Sebastián Elcano y otros 17 hombres que zarparon en el año 1519. Sin embargo, después de realizar tal proeza, Elcano decidió vender toda la riqueza que obtuvo y, de la pensión que debería recibir del rey, no cobró nada.
Elcano, un hombre culto y muy leído
Manuel Romero Tallafigo, catedrático emérito de Historia la Universidad de Sevilla y autor, entre otros libros, de uno titulado 'El testamento de Juan Sebastián Elcano', cuenta que Elcano dejó toda su riqueza en herencia a su madre. Según cuenta Manuel, Elcano fue un hombre "muy leído" y al que le gustaba mucho la música. Además, era un experto en la cosmografía, el radar de aquella época que utilizaban en el mar.
"Nos gusta representar a Elcano épicamente y como un hombre con suerte, pero para mí, era un hombre leído", explica Manuel Romero, que cuenta que los marineros como él, "en Tierra no eran nadie".
Eran los barcos más punteros de la época, pero no dejaban de ser duros y austeros
A continuación, conectamos con Manuel Murube, capitán de la réplica de la Nao Victoria, que a estas horas está remontando el Guadalquivir desde Sanlúcar de Barrameda, Cádiz.
Murube y el resto de tripulantes duermen en la bodega de la embarcación, en literas. Sin embargo, en aquella época, los marineros dormían en la cubierta, en la parte exterior del barco, donde les azotaban las olas y las inclemencias del tiempo.
"En aquel entonces eran barcos de primera tecnología, los barcos más punteros de la época, pero no dejaban de ser duros y austeros", explica Manuel Marube
¿Por qué morían de escorbuto los marineros?
Las condiciones de vida durante esos viajes eran "durísimas", explica Pablo Emilio Pérez Mallaína, catedrático de Historia de América en la Universidad de Sevillla. La comida era uno de los problemas, pues la única forma de conservar los alimentos era salarlos, lo que impedía tomar alimentos frescos.
Por ese motivo, "los marinos contraían la enfermedad del escorbuto" y esta fue una de las principales causas de mortalidad. Por ello, en la Nao Victoria llegaron a Sevilla 18 de los 239 hombres que zarparon en el año 1519.
En una travesía de esta expedición realizaron una de las primeras autopsias con el objetivo de comprender por qué se morían los marineros. "A los tres meses sin tomar alimentos frescos, se morían en grandes cantidades", dice Pablo Emilio.
Un trabajo relativamente moderno
El trabajo de aquellos barcos era mucho más similar al trabajo actual, pues los marineros se regían según un horario fijo y recibían un salario por su servicio, en lugar de ser pagados en especies.
"Era gente que trabajaba con un sistema relativamente moderno, pero con una disciplina muy dura", explica el profesor.
